La televisión y sus peligros para niños y adolescentes
LOS MONSTRUITOS INOCENTES
Llamamos monstruos a los seres que presentan una anomalía grave en el orden de la naturaleza, por ejemplo un animal bicéfalo. La monstruosidad puede ser física o moral, y esta última se refiere a actos que encierran una extraña perversidad o crueldad.
Ese calificativo se aplica a personas que, con culpa o sin ella, realizan algo vituperable o execrable que se parta de las normas naturales, -inocente es el que está libre de toda culpa. "Inocente", dictamina un juez cuando no encuentra culpabilidad en el acusado, Inocente es también aquel que posee candor, sencillez y carencia de malicia. Es lo que se dice de un niño que no ha llegado a la edad del discernimiento. Un alumno de 6 años viendo e una clase una película sobre Colón preguntó: "¿Cuándo aparecen las mujeres desnudas?". Al terminar la exhibición, comentó: "¿Por qué no hablamos sobre sexo?". Una maestra de 1º grado pidió a sus alumnos que ilustraran lo que habían hecho o visto ese fin de semana, y un alumno le presentó unos dibujos que sorprendieron a la maestra por lo que le preguntó qué significaban. El chico le explicó que eran mujeres desnudas con varicela en la cola, otros -que estaban bajo un cartel que decía "desnudos"- eran camas con personas desnudas, y un tercero era un hombre con el órgano genital fuera.
En otra escuela, un chico de 6 años dibujó una torta con dos pechos de mujer que había visto en una audición de TV. Un chico de la misma edad al terminar la maestra de narrar un cuento, insólitamente, le preguntó si veía determinados programas de TV que trataban sobre sexo. Un estudio realizado en una escuela primaria turno tarde reveló que el 50% de los alumnos se quedaba frente a la TV hasta las 2 de la mañana. El 30 se levantaba a las 12 y venían al colegio casi sin comer y medio dormidos. Lo único que les queda en la mente a esos chicos son los desnudos, y no pueden concentrarse en otras cosas ni 5 minutos.
Tres chicas de 4ª grado discutían entre sí y se acusaban mutuamente de tener relaciones sexuales con un chico, de querer tener esas relaciones con todos los chicos y de querer ser violadas. Una alumna de 9 o 10 años -en términos muy vulgares- preguntó a su maestra si "había tenido relaciones sexuales". Un chico de la misma edad dijo a su maestra: "¡Qué linda que sos! Dame un beso, Quién es tu novio que quiero matarlo", y mirándola fijamente agregó: "Tengo unas ganas de..." como insinuando una relación sexual. En la escuela primaria un chico y una chica fuero sorprendidos teniendo relaciones sexuales. El padre del chico fue llamado y al enterarse de lo sucedido exclamó: "No saben lo feliz que me hace saber que mi hijo debutó". No imaginamos que otra hubiera sido su reacción de ser su hija la que "debutaba".Una maestra de 3ª grado encontró en la carpeta de un chico un dibujo "muy realista" acompañado de la inscripción "Quique tiene relaciones sexuales con Coca", por supuesto en otros términos.
Hay padres que dan a sus hijos en edad del primario, revistas pornográficas y permiten que vean cualquier programa o película por TV. Se dan casos de chicos que manosean a las maestras, y la excusa que dan es la de "¿Qué tiene de malo, si por TV todos lo hacen?". Es común faltarles el respeto: gritarles, insultarles y se ha llegado a la amenaza y hasta la agresión física.
Pero lo más lamentable es que -por una concepción facilista y permisiva de la educación o por temor a que se les inicie un sumario y le corten su carrera docente- hay directores que desautorizan a los maestros. La violencia ha ganado el ámbito de los grados inferiores. No sólo se pelean más que antes y son más agresivos sino que son más crueles; golpean en los lugares que más duelen: los ojos, los genitales, y el estómago.
Los chicos se han acostumbrado a manejar la situación. El "porque me gusta" y el "porque no quiero" es una respuesta siempre presente. Son reacios al esfuerzo y remisos al estudio y, lo que es mas grave es que sus padres apoyan.
¿Qué puede esperarse de chicos que, con la complicidad de los padres, se pasan 3 o 4 horas frente a la TV, viendo espectáculos bañados en la salsa de la violencia y el erotismo? Es evidente que en estas condiciones -a las que se suman otros factores coyunturales y de fondo- el nivel de conocimientos escolares sea el más bajo que nuestra larga memoria recuerde. Hay chicos de 7ª grado que no saben multiplicar y leen con dificultad; en otros, sus conocimientos están dos grados pro debajo del que cursan.
Esto niños son "monstruitos" porque no está en la naturaleza de las cosas tener a esa edad deseos eróticos ni ese tipo de inquietudes sexuales. También son "inocentes" porque no tiene ni idea de lo que hacen y, aunque hayan perdido el candor, ninguna culpo pueden tener. Son "ángeles con mente sucia"; no tienen culpa, pero esas vivencias quedarán grabadas en el consciente y en el inconsciente y se pondrán en movimiento frente a cualquier estímulo por pequeño que fuere.
Esos "monstruitos" -que cada día son más- serán los monstruos del futuro: violadores, erotómanos, sádicos, violentos y crueles. Esas cosas no pasan sin dejar rastros. Son sus primeras impresiones. Su recuperación no será fácil porque su libertad está degradada. Hoy a los "monstruos" se los llama "los inadaptados sociales", los "monstruos" del mañana, los actuales "monstruitos". Serán los "adaptados sociales" porque son el fruto de esta sociedad. Cometería un grave error quien juzgara que todas las escuelas presenta casos como los citados, pero hemos constatado que los hechos nombrados no son casos aislados y responden a una mentalidad generalizada: constituyen un problema social.
Un amanecer con densos y negros nubarrones es signo de tormenta, esos "monstruitos inocentes" son signos de la sociedad que nos espera, porque, ¿cómo serán los hijos de esos futuros monstruos? No es suficiente con una gran amargura en el corazón, quejarse de los males que hemos descripto, ni limitarse a repartir culpas, porque "mas vale encender una vela que maldecir la oscuridad".
Si la luz del Amor y la Verdad ilumina nuestro interior y no la comunicamos se consumirá inútilmente. Y tengamos presente que una vela no pierde su luminosidad cuando enciente otra vela sino que la acrecienta. ¿Qué esperamos? ¿Que se venga la noche y nos cubra la obscuridad?
Tomado de un folleto de Ediciones Nueva Cristiandad.
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